Tratado de Plásticos INC3: Se quitaron las máscaras, ¿se quitarán también los guantes? 

Por el Dr. Neil Tangri, director de ciencia y políticas de GAIA

El Tercera ronda de negociaciones hacia un tratado global para abordar el flagelo del plástico no avanzó como esperaban los activistas, sino que de hecho retrocedió. La semana en Nairobi comenzó bien: a los países se les presentó un borrador cero conciso y equilibrado que, no obstante, incluía toda la gama de posiciones que ellos mismos habían expresado en las dos rondas anteriores. La idea de un borrador cero es que ofrece a los países un menú de opciones entre las cuales elegir y negociar. Entre ellas se incluían disposiciones firmes que harían que el tratado fuera realmente ambicioso: reducciones en la producción de polímeros plásticos, prohibiciones de aditivos y productos químicos tóxicos, transparencia total en los componentes plásticos y restricciones al comercio. Pero también contenía disposiciones débiles y voluntarias que habrían hecho del tratado algo más ornamental que eficaz. La tarea que quedaba por delante era que los países eligieran su propio camino a través de la negociación.

Pero no sería así. Mientras la mayoría de los gobiernos nacionales querían avanzar, ya que faltan muy pocos días de negociación antes de la fecha límite para finalizar el tratado a finales de 2024, una minoría prefirió descarrilar el proceso. Un grupo recientemente anunciado de“países con ideas afines”,sin el valor suficiente siquiera para revelar quiénes son, pasaron siete días atacando el proceso en lugar de negociar. Se quejaron de que sus opciones no estaban incluidas en el borrador cero (lo estaban), ni en los informes de los grupos de contacto (lo estaban), y que los presidentes de los comités les estaban ignorando (no fue así). La estrategia fue obstruccionista y completamente falsa. 

Sin embargo, la luz en el horizonte fueron las valientes y francas declaraciones de varios países, especialmente del bloque africano y de los pequeños Estados insulares en desarrollo, como Samoa, Palaos, Angola y Ruanda. Estos países mostraron una ambición inquebrantable de lograr un tratado sólido que cubriera toda la cadena de los plásticos, desde la extracción hasta la eliminación. Es notable que, al igual que en las negociaciones sobre el clima, estos países del Sur Global y las pequeñas naciones insulares sean la voz de la conciencia colectiva y los únicos con la agallas para hacer frente a la intimidación manifiesta y al obstruccionismo de mala fe. 

Finalmente, las cosas llegaron a un punto crítico a última hora del domingo, tras siete días de negociaciones. El presidente del grupo de contacto anunció con dolor que el grupo había sido incapaz de llegar a un acuerdo sobre el alcance y el formato del trabajo entre sesiones, que son cruciales para mantener al mundo en la senda de conseguir un texto para el tratado a finales del año que viene. En el arcano mundo de las negociaciones internacionales, esto supuso una ruptura importante. En caso de desacuerdo, el protocolo estándar exige más negociaciones, durante la noche si es necesario, para reducir las diferencias milímetro a milímetro hasta encontrar un compromiso con el que todas las partes puedan vivir. El fracaso de este proceso indicó que la confianza estaba tan quebrantada que las partes ni siquiera estaban dispuestas a negociar. También significó que los países con mayor ambición pueden haber llegado a un límite de ambición de compromiso en busca de un acuerdo, mientras que los países productores de petróleo siguen obstruyendo descaradamente el proceso.

El fracaso del grupo de contacto desató un frenesí silencioso para intentar rescatar las negociaciones. Estados Unidos hizo una maniobra de último minuto para reiniciar el grupo de contacto, pero fue bloqueado por Arabia Saudita y Rusia. No habría compromiso ni acuerdo. Los delegados conmocionados salieron de la sala de negociaciones, acalorados por la furia a pesar de la lluvia tropical. Seis preciosos meses de negociaciones se habían esfumado en una sola maniobra parlamentaria.  

Si bien las conversaciones terminaron en desorden, no todo se perdió durante la semana. Muchos países se han convencido del concepto de “Transición justa” gracias a la constante incidencia de las y los recicladores y de los Pueblos Indígenas. Inicialmente vistas con sospecha en algunos sectores, las claras demandas por parte de los recicladores, de reconocimiento, inclusión y una transición bien respaldada, han conquistado a muchas naciones que ahora defienden su causa como propia. 

En marzo de 2022, cuando se adoptó por unanimidad el mandato para las negociaciones, estuvo a punto de producirse un milagro diplomático: significaba un compromiso universal para acabar con la contaminación por plástico en todo su ciclo de vida. Muchos se preguntaban por qué los países productores de petróleo y gas, que apostaban miles de millones de dólares en regar el mundo con cantidades cada vez mayores de plástico, aceptarían un proceso que socavaría sus crecientes industrias petroquímicas. Ahora lo sabemos: nunca tuvieron intención de cumplir esa promesa. Por fin se acabó la pantomima. Un puñado de países están decididos a ahogar al mundo en más y más plástico, y están echando por tierra el único proceso internacional que podría detenerlos.  

La pregunta ahora es ¿qué pasa con el resto? La gran mayoría de los países representados en Nairobi realmente desean poner fin a la amenaza del plástico: mantenerlo fuera de nuestros océanos, nuestros alimentos, nuestro aire y nuestros cuerpos. ¿Resistirán el acoso de un puñado de intimidadores anónimos que se niegan incluso a dar sus nombres? Ahora que se ha revelado que los obstruccionistas son negociadores de mala fe, ¿dejará el resto del mundo de consentirlos? Es hora de quitarse los guantes de seda. El “grupo de ideas afines” debe ser aislado, expulsado del proceso, si es necesario, para que se logren avances. ¿Hará honor a su nombre la llamada “coalición de alta ambición”? ¿O seguiremos dependiendo de los países más pequeños del mundo para nuestro liderazgo moral en tiempos de crisis?  

Aunque nuestros líderes hasta ahora no han logrado avanzar en el proceso hacia un tratado sólido sobre plásticos, los miembros de GAIA de todo el Sur Global estuvieron en Nairobi con toda su fuerza,, haciendo poderosas intervenciones en los pasillos de las negociaciones, denunciando falsas soluciones, instando a una mayor ambicióny promoviendo las prioridades clave del movimiento con sus Estados Miembros para un tratado eficaz. Si bien la batalla está lejos de terminar, los miembros de GAIA se aseguraron de que las delegaciones de los países supieran que el mundo está observando y que no nos detendremos hasta que veamos justicia para nuestras comunidades y el medio ambiente.