EL MANDATO DEL TRATADO MUNDIAL SOBRE PLÁSTICOS ES UNA VICTORIA HISTÓRICA PARA NUESTRO MOVIMIENTO

Por Neil Tangri, director de Ciencia y política en GAIA.

Miembros de la delegación de GAIA en la UNEA, Nairobi. De izquierda a derecha: Griffins Ochieng (CEJAD), Huub Scheele (GAIA), Hemantha Withanage (Centro para la Justicia Ambiental), Neil Tangri (GAIA), Alejandra Parra (GAIA), Dharmesh Shah (Legal Initiative for Forest and Environment), Niven Reddy (GAIA), Carissa Marnce (GAIA)

A veces, la esperanza viene de los lugares menos pensados. En un momento en el que muchos países se enfrentan cada vez más intensamente, esta semana, en una reunión de las Naciones Unidas celebradas en Nairobi los gobiernos demostraron que pueden unirse y actuar con firmeza en la lucha contra una amenaza común: el plástico. El éxito de las negociaciones es una dosis muy necesaria de energía al sistema de diplomacia multilateral. 

Como sabemos, el plástico no es un problema ” maligno ” o una pesadilla inabordable. El plástico es un problema que todos hemos causado, de forma colectiva, durante las últimas décadas, y la solución está al alcance de la mano. Sin embargo, puede impedir que el sector industrial de petróleo y gas haga una fuerte oposición, pues los plásticos significan una importante fuente de crecimiento para ellos durante las próximas décadas. Históricamente, los países se han resistido a enfrentarse a esta poderosa industria, pero ahora hay indicios de esperanzadores de que esto por fin va a cambiar.

La quinta reunión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente terminó con un llamado firme y unánime para erradicar la contaminación por plásticos. Las negociaciones fueron extensas y arduas, llegando a prolongarse hasta las 3 de la mañana, pero consiguieron un claro mandato para la redacción de un tratado estricto y eficaz. El plazo que se fijaron para concluir este tratado es para finales de 2024. Puede parecer mucho tiempo, pero para la diplomacia internacional es un período corto, y muchos países ya han señalado que no esperarán más para actuar. De hecho, los países africanos van a la cabeza, con decenas de prohibiciones nacionales de plásticos de un solo uso que ya están en marcha.

El acuerdo final refleja ampliamente las prioridades de la sociedad civil para un tratado con las siguientes características: 

  • El tratado debe contemplar todo tipo de contaminacion por plasticos, en cualquier entorno o ecosistema. Esto es una importante ampliación del mandato con respecto a los primeros conceptos de “plásticos marinos”, que habrían limitado estrictamente el alcance y la eficacia del tratado.
  • El tratado debe ser jurídicamente vinculante. Toda acción voluntaria puede complementar las cláusulas obligatorias, pero no reemplazarlas. 
  • El tratado deberá cubrir el ciclo de vida completo del plástico., desde la salida del pozo donde se extrae el petróleo y el gas, pasando por su producción y consumo, hasta los residuos generados después del consumo.
  • El tratado estará respaldado con apoyo financiero y técnico, incluido un organismo científico que lo asesore, y la posibilidad de un fondo mundial exclusivo. Los detalles se discutirán durante la negociación del tratado.
  • El mandato es "abierto", lo que significa que los negociadores pueden agregar nuevos temas cuando lo consideren pertinente. Esto es fundamental para incluir temas que no se han debatido o que se han dejado de lado en las negociaciones actuales, como el clima, los materiales tóxicos y lo relativo a la salud.

Un mandato tan sólido como éste significa una auténtica victoria para la sociedad civil, para la salud humana y para el planeta. Es una prueba del trabajo de organización que ha realizado la sociedad civil de todo el mundo, reunida bajo el amparo del movimiento “Libérate del Plástico”, que ha obligado a poner este tema en el foco de atención y en la agenda de los gobiernos.

Conferencia de prensa en un vertedero en Kenia para el Día del reciclador.

La noticia más sorprendente de las últimas dos semanas habla por sí misma sobre el poder de los movimientos y de la capacidad de organizarse. Por primera vez, los recicladores han sido reconocidos en una resolución medioambiental oficial de la ONU. Los recicladores son trabajadores informales que recuperan materiales reciclables de la basura. Son, en gran parte del mundo, el eje del sistema de reciclaje, y prestan un servicio medioambiental inestimable que no recibe ni reconocimiento ni compensación. 

Una pequeña delegación internacional de líderes del sector de los recicladores asistió a las negociaciones en Nairobi para presionar su causa. El resultado fueron dos menciones al sector informal de los residuos en el texto final: una en la que se reconoce su contribución a la solución del problema del plástico, y otra en la que se exige que los gobiernos incorporen a los recicladores como expertos con conocimientos específicos del problema del plástico, a fin de que participen plenamente en el proceso de negociación. Como siempre, esta victoria fue el resultado de un esfuerzo concertado de una amplia franja de la sociedad civil – entre los actores clave se encuentran no sólo los propios lideres de los recicladores, sino también WIEGO, CIEL, Tearfund, Nipe Fagio, Mar Viva, RADA y, por supuesto, GAIA. Muchas otras organizaciones apoyaron, aplaudieron y facilitaron esta victoria.

Simon Mbata, reciclador líder de Sudáfrica de la Asociación de Recicladores de Sudáfrica (SAWPA).

Por desgracia, nuestra alegría se vio empañada por las lágrimas. Mientras los recicladores recibieron un reconocimiento sin precedentes en la palestra mundial, supimos que uno de sus líderes más visionarios había fallecido en un accidente de tráfico. Simon Mbata era el presidente de la Asociación Sudafricana de Recicladores, una estratega elocuente y lúcido dedicado de lleno a su comunidad, con una visión de futuro y una fuerza moral irreductible. Infatigable gestor, también sabía cómo hacernos reír y sonreír al final de un largo día. Lo extrañaremos, pero este tratado formará parte de su legado.

Ahora que las reuniones de Nairobi concluyen, tenemos que prepararnos para las próximas negociaciones rápidas: seis reuniones internacionales en los próximos dos años y medio. Todavía tenemos un largo y arduo camino por delante para garantizar que el tratado cuente con medidas significativas para reducir la toxicidad y mejorar la reciclabilidad del plástico; para mejorar la transparencia y el control; para proporcionar soluciones financieras y técnicas; y, sobre todo, para reducir la cantidad de plástico que se produce y orientar el mundo hacia una economía de la reutilización. Necesitará la fuerza de todo el movimiento, pero es una oportunidad que ya está aquí y que tenemos que aprovechar.