Prohibir las bolsas plásticas: un primer paso para la desaparición de plásticos de un solo uso en América Latina

Uno va y se compra, digamos, un chocolate. Bota el papel, la bolsa plástica que le entregaron en el negocio y disfruta de esa delicia derivada del cacao.

¿Alguna vez te has puesto a pensar en el costo de ese disfrute? No del precio que pagaste…del costo… Ese costo económico, social y ambiental ya se está sufriendo y calculando. En todos los continentes del mundo la preocupación por la generación indiscriminada de plásticos es creciente. En Kenia, Africa, hace solo unas semanas se prohibió casi todo lo que dice relación con las bolsas plásticas en particular: producirlas, importarlas, venderlas, usarlas. Y las consecuencias por incumplir la regla son enormes: cárcel y multas altísimas.

No es una tarea fácil su reducción, y son varias las razones: cambiar los hábitos siempre toma tiempo, crear conciencia sobre productos que aparentemente nos hacen la vida “más fácil” también, y yendo más allá, toda acción que tienda a detener el consumo de plásticos es una amenaza directa al sector petrolero, que confía en el crecimiento del sector petroquímico -y la fabricación de plásticos derivados de él- para el crecimiento sostenido de la demanda de petróleo en el mundo.

En América Latina se estima un consumo anual de 24 millones de toneladas anuales de plásticos. Si consideramos que las desaparecidas torres gemelas de la ciudad de Nueva York pesaban en conjunto alrededor de 1 millón 360 mil toneladas, podemos visualizar en alguna medida lo que significa la cantidad de plástico que consumimos sólo en esta región del planeta.

De eso, los principales consumidores son Brasil y México, donde cada uno aporta con entre 7 y 8 millones de toneladas anuales.

Volviendo al chocolate, el sector de envases y embalajes representa uno de los principales usos de los plásticos, a lo que se suma el sector de la construcción especialmente en Brasil donde representa el 25,7% de los usos.

La industria de los plásticos ha tenido un fuerte crecimiento en las últimas décadas, que se ha fortalecido con los distintos usos en los que se emplea, siendo los alimentos y bebidas donde destaca el uso y donde países de América Latina “lucen” impresionantes primeros lugares. Es así como Argentina, Chile y México tienen los tres primeros lugares del MUNDO, en consumo de bebidas gaseosas per cápita, dejando a Estados Unidos en cuarto lugar.

En otro ejemplo, sólo Chile, consume más de 3.400 millones de bolsas plásticas al año, lo que resulta inverosímil para los cerca de 20 millones de personas que habitan en su territorio.

Estas cifras son solo un ejemplo de cómo la industria del plástico comenzó a avanzar tímidamente para terminar convirtiéndose en un objeto omnipresente que se demora miles de años en degradar y que ha ido colonizando poco a poco,océanos,  valles, ríos y montañas, con desastrosas consecuencias para la flora y la fauna.

Afortunadamente, la raza humana está abriendo los ojos y hoy, en todo el mundo y también en América Latina, decenas de ciudades han trabajado en iniciativas tendientes a reducir el consumo de uno de los productos más problemáticos, pero que a la vez es de los más fáciles de regular: las bolsas plásticas.

América Latina, pasito a pasito

Perú:

Albina Ruiz Presidenta del grupo “Ciudad Saludable” nos cuenta que el año 2015 iniciaron un trabajo conjunto con la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental y el Ministerio del Ambiente mediante el cual contrataron un estudio de abogados para ayudar a formular una iniciativa legal para erradicar el uso de bolsas plásticas de un solo uso y cobrar las demás bolsas.

“Luego, el año pasado en el cambio de gobierno, se dio prioridad  a la nueva Ley de Residuos que fue aprobada en diciembre del 2016 y el reglamento de la misma está ad portas de aprobarse, en esta nueva ley el tema de REP es prioridad. Para sustentar de mejor medida el tema de las bolsas, el Ministerio ha contratado una consultoría de investigación en el tema.”

Agrega que, “hemos recabado las iniciativas legales en otros países en la región y nos han dado herramientas para plantear la propuesta  acá en Perú”

Uno de los factores que Albina considera preponderantes es la conciencia ciudadana sobre el daño que las bolsas plásticas generan en el país. “La ciudadanía cada vez está más conscientes, nosotros junto a una incitativa de Mil marcas con el reciclaje que hemos impulsado en Perú tenemos una campaña fuerte en redes sociales para evitar el uso de bolsas de plástico y cada vez más personas se suman, aunque todavía falta mucho por hacer”, aclara.

Brasil:

En Brasil, la cantidad de población entrega datos que parecen imposibles de imaginar:

  • 1,5 millones de bolsas son distribuidas en el país cada hora.
  • El 56% de la basura plástica está formada por envases que fueron usados una sola vez.
  • 1 billón de bolsas son distribuidas mensualmente por los supermercados.

Esos datos y muchos más, generan una enorme preocupación que se ha ido alineando con las campañas y los esfuerzos de pequeñas y grandes organizaciones que han logrado ir creando conciencia sobre los enormes daños que el plástico y especialmente las bolsas plásticas generan en el entorno.

De manera pausada, pequeñas acciones respecto del uso de las bolsas plásticas van marcando la agenda de ese país, en el camino correcto hacia proteger al medio ambiente de una de las mayores villanas del progreso.

En el Senado, el trabajo orientado al fin de las bolsas está presente en dos propuestas que están en tramitación en la Comisión de Constitución, Justicia y Ciudadanía: Los Proyectos de Ley del Senado 322/2011 y 439/2012.

El primer proyecto prohíbe la utilización, fabricación, importación y distribución de cualquier bolsa que tenga polietileno y propileno en la composición.

El segundo, creado por un estudiante que integró el proyecto “Joven Senado”, prevé la sustitución en los establecimientos comerciales de las bolsas plásticas comunes por las reutilizables, confeccionadas en material reciclable en un plazo de 5 años.

El camino ha sido complejo. En un principio en Sao Paulo se prohibió que las bolsas fueran de materiales derivados del petróleo. Sin embargo, a poco andar se decidió también comenzar a cobrar por las bolsas, lo que generó una fuerte polémica e incluso se trató de revertir. A un año de la medida, la Asociación de Supermercados estimó que el uso de bolsas disminuyó en un 70%.

Chile:

En Chile, la situación del uso de bolsas también es complicada. Más de 3.400 millones de bolsas plásticas al año son consumidas en un país que no alcanza los 20 millones de habitantes. Con esto, se calcula un promedio de 200 bolsas por persona al año, con un consumo que no supera los 30 minutos.

Sin embargo y, como en los casos mencionados anteriormente, la conciencia sobre la necesidad de regular esta situación dio paso a que desde el 2013 entrara en vigencia la primera ordenanza municipal de “sustitución de bolsas plásticas” en la municipalidad del balneario de Pucón, al sur del país. Desde esa fecha, 51 comunas se han sumado a acciones para el reemplazo de las bolsas, además de otras comunas que se encuentran desarrollando programas educativos para prevenir el uso de las mismas.

El presidente de la organización “Valpo Interviene” y miembro de la Alianza Basura Cero Chile, Francisco Durán, considera que parte del problema continúa siendo la poco información de los usuarios respecto de la nocividad del uso de las bolsas en el medio ambiente y considera que si no existen campañas más fuertes que desincentiven su uso “va a seguir pasando esta indolencia colectiva”.

Respecto de su visión de lo que debería venir para avanzar en el tema de las bolsas plásticas, Francisco considera que “son las sanciones económicas por su uso. Según mi experiencia en Toronto, Canadá, te cobran 25 centavos por cada bolsa en Wallmart y eso es un método bastante efectivo para frenar el uso”.

Argentina:

Uno de los países con mayor cantidad de habitantes del continente, también ha comenzado a dar pasos significativos para frenar el uso de las bolsas plásticas.

Hasta julio de este año y solo en la capital, Buenos Aires, se había evitado el uso de 250 millones de bolsas, tras la puesta en vigencia de la resolución que prohibió su entrega en supermercados e hipermercados desde el 1 de enero.

Incluso, para facilitar a los vecinos el traslado de sus productos, desde septiembre de 2016 se entregaron bolsas reutilizables en distintos puntos de la ciudad, previniendo que las personas continuaran con el uso indiscriminado de las bolsas.

Otra de las ciudades de Argentina que ha avanzado con el tema de las bolsas es Rosario, que adelantándose a la capital y mediante un convenio entre un conjunto de organizaciones y la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario y la Región (CASAR) lograron que a partir del 31 de marzo de 2016 no se entregaran más bolsas en las entidades que forman parte del CASAR, lo cual fue precedido de diversos talleres de educación a la ciudadanía. Según una noticia reciente publicada en un periódico local, un año de la puesta en marcha del plan, 48 millones de bolsas plásticas menos se han entregado en los supermercados de Rosario, y se ha potenciado la fabricación a nivel local de bolsas de tela reutilizables.

Desde una de las organizaciones que forman parte de GAIA, “Taller Ecologista” se apoya el proceso y se brindan argumentos técnicos para el desarrollo de la campaña educativa y difusión en un acuerdo firmado también por  la ONG Soluciones Tecnológicas Sustentables (STS ) Rosario, Taller de Comunicación Ambiental, Voluntarios de Greenpeace en Rosario y Plataforma Animalista Rosario.

Ambos ejemplos son parte de los logros que las entidades públicas, privadas y las organizaciones sociales pueden alcanzar si el trabajo se realiza de forma organizada, responsable y sistemática.

Costa Rica:

Costa Rica se ha propuesto una meta muy ambiciosa: lograr hacer desaparecer las bolsas de plástico por completo del país en 4 años.

Para esto han creado una campaña nacional, con asesoría del PNUD, que busca deshacerse de los plásticos de un solo uso y ser el primer país del mundo en erradicarlos.

En julio de este año, el ministerio del Medio Ambiente, el ministerio de Salud y representantes del PNUD presentaron una estrategia nacional integral que busca lograr este ambicioso objetivo, que ha involucrado poco a poco a la población para conseguir crear conciencia y avanzar hacia un país más limpio.

Otra muestra de la preocupación que existe respecto de las bolsas, pero esta vez a nivel más global es la iniciativa del “Día internacional sin Bolsas Plásticas” que se celebra todos los 3 de julio. Esta es una oportunidad única para difundir en el mundo que es posible un mundo sin las bolsas y que hay muchas opciones a las mismas. Para ese día, cientos de organizaciones, personas e incluso gobiernos se unen a través de diversos mensajes de apoyo y muestras de alternativas con el fin de desincentivar las bolsas plásticas.

Y así, suma y sigue…como hemos relatado, el mundo y en específico América Latina ha comenzado a unirse de manera silenciosa a este esfuerzo mundial por acabar con las terribles consecuencias del plástico, así, quién sabe…quizás nuestros hijos disfruten de la maravilla del chocolate sin tener que arrastrar los daños colaterales que ese inocente placer hoy implica.